Como la maceta en la que venían era un poco pequeña, trajo otra más grande para que así tuvieran más espacio para crecer.
Cuando terminó de llenar el recipiente grande con la tierra, yo saqué las margaritas del tiesto pequeño y pudieron comprobar con asombro cómo todas las raíces envolvían la tierra antigua.
Además había un gusano muy gordito que se estaba daba un buen banquete en ese momento. La foto ha salido borrosa, así que no lo podréis ver...
Finalmente, Noelia regó la nueva maceta.
¡Seguiremos cuidándola, Beatriz!
Si nos queréis ver, poned los altavoces y haced doble click sobre la imagen:
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