Suelen ser días difíciles para todos.
Los niños y niñas que han estado anteriormente en guarderías, tienen que aprender ahora a convivir en unos espacios mucho más grandes, con alumnos mayores y con unas rutinas diferentes a las que tenían hasta ese momento.
Lágrimas, vómitos, dolores de barriguita ocasionados por la ansiedad de la separación, besitos desesperados en el momento de la despedida, mamás que se marchan aún más angustiadas que sus hijos... eso es lo que vivimos en estos días.
No obstante, las seños estamos aquí para intentar que este proceso de adaptación sea menos duro para todos, ¡y acabamos también agotadas!
Son 25-26 niños y niñas los que conviven en cada clase de 3 años. Todas nuestras criaturitas requieren nuestra atención... ¡y muchas veces de manera inmediata!
A pesar de la energía y la ilusión que ponemos, en ocasiones nos vemos sobrepasadas.
La posibilidad de realizar esta adaptación en pequeños grupos no está contemplada por la ley, así que nos vemos obligadas a atender a todo el grupo a la vez, con todas las dificultades que esto conlleva en los primeros días de angustia por la separación de sus familias.
No obstante, durante estas dos semanas hemos tenido la suerte de contar con compañeras que, de manera totalmente voluntaria, nos han ayudado para que esta labor fuese menos ardua.
Desde aquí, y en nombre de las 3 tutoras de 3 años (Mercedes, Manme y yo), nuestro más sincero y cariñoso agradecimiento a nuestras compañeras Gema, Laura, Macarena, Mayú, Paloma, Paqui y Pilar.
¡Es un verdadero placer poder trabajar con personas como vosotras!
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