martes, 28 de diciembre de 2010

LA CAZA SIEMPRE LES DA PENA

A esta edad, niños y niñas suelen ser grandes amantes de los animales.
Cuando contamos un cuento siempre se ponen de parte del más débil, del indefenso, del más tierno (cerditos, cabritillos, niñas con caperuzas rojas… frente al malvado y feroz lobo que amenaza con sus fauces, relamiéndose).
Cuando en nuestro proyecto sobre la Prehistoria hablamos de las distintas formas de alimentarse, les inquieta el tema de la caza.
No les gusta que los animales sufran y se compadecen siempre de las presas.
En un principio, no logran comprender por sí solos el funcionamiento de la cadena alimenticia.
Necesitarán un empujoncito y un poco de aliento para ir aceptando, poco a poco, que es un proceso natural, tanto como la vida y la muerte.
Al ser un tema del que hablamos en nuestra clase y que vivimos de cerca por estar tan inmersos en la vida y costumbres de nuestros antepasados, el tema de la caza les afecta mucho más.
No es lo mismo vivirlo y hablarlo en el aula, que verlo de pasada en cualquier documental sin comentarlo con nadie.
Así es como afrontan, por primera vez, la caza del mamut y la del bisonte después de leer uno de los libros que aportan las familias desde casa:







Elías: Pues le tiraban lanzas y piedras al mamut para que se muriera.
Andrea: Pero a mí me da pena que se muera.
Víctor: Y a mí. Pero es que si no los mataban no se los podían comer.
Manu: Claro, y entonces se los comían los mamuts a ellos.
Andrea: (mirándome y restregándose los ojos) Pero es que a mí me da mucha pena que se muera, seño.
Yo: Ven aquí a mi lado, Andrea, y dame un abracito.
(Enseguida se calma, aunque no se separa de mí ni me suelta la mano).
Yo: Andrea, y si no mataban a los animales, ¿cómo crees entonces que se los iban a poder comer?
Andrea: No sé, pero podían comer otras cosas.
Elías: Podían comer frutas y plantas y así no tenían que matar a los animales.
Andrea: ¡Eso!
Víctor: ¡Sí, pero es que los hombres primitivos tenían que comer de todo!
Ismael: Pero podían comer mamuts y matarlos sólo un poquito para que no les salga sangre.
(Silencio)
Yo: Y, ¿podían comer peces?
En general: Síííí.
Elías: ¡Pero a los peces también los tienen que matar!
Ismael: Sí, pero no les “salen” sangre.
Víctor: Pues yo creo que sí, porque la sangre la tienen por dentro y también se le sale.
Yo: No olvidéis que los hombres primitivos tenían que comer para poder vivir, igual que los demás seres vivos. ¿Vosotr@s creéis que eran mal@s porque cazaban animales para comer?
(El foro está dividido…)
Yo: ¿Os acordáis de las veces que hemos hablado de los animales salvajes que tienen que cazar para vivir?
En general: Síííí.
Yo: ¿Y son malos por eso? ¿Es malo un león porque caza un ciervo para comérselo? ¡Es que tiene que comer para vivir! Nosotros también comemos carne, ¿no?
Elías: Sí, pero no tenemos que cazar ni matar animales.
(Ahí quería llegar yo…)
Marina: ¿Y cómo se mueren?
Ismael: Pues se mueren solos.
Víctor: O de viejecitos.
Adam: Pues yo creo que los matan los cazadores, así, con la escopeta (hace el gesto).
Marina: Y a los cerditos también los matan para hacer los jamones.
Yo: ¿Y acaso no son también seres vivos las lechuguitas, los melones y las zanahorias cuando los cogen de la huerta para que nos los podamos comer?
Elías: Sí, y los árboles también son seres vivos. Por eso tú siempre nos dices que no arranquemos las hojas ni las ramas porque les hacemos daño.
(Bieeen, parece que sirve de algo mi batalla continua…)
Yo: Claro, porque ellos no pueden llorar ni gritar, pero también les duele. ¡Igual que cuando a nosotr@s nos tiran del pelo!
David: ¡Pues entonces no vamos a poder comer de ná!
Yo: Sí que podemos porque si no nos moriríamos. Lo que debemos intentar es que los seres vivos sufran lo menos posible, pero eso a veces es muy difícil…

Estoy satisfecha con la conversación.
Han salido a relucir dudas y temores contenidos, y eso siempre es bueno.
Con sinceridad y delicadeza se puede hablar de cualquier tema con ell@s, siempre que se haga desde el respeto y el cariño.
Y ésta, sin ninguna duda, ha sido una conversación que nos ha unido a todo el grupo.

2 comentarios:

Cristóbal Gómez Mayorga dijo...

La mente de los niños y niñas de estas edades se van formando mediante la narración. Y la mejor narración es la que se produce entre los iguales, porque están en esa zona de desarrollo próximo que hablaba Vigotsky. Y es en las asamblea de clase en donde mejor se construyen narraciones constructivas de mentes. Propiciar estos diálogos es esencial para el desarrollo infantil. Pero, simpre desde el respeto, la paciencia, la espera y el reconocimiento de los diálogos espontáneos. Las narraciones en grupo van creando narraciones de grupo, es decir, cultura de aula. Y es esa estructura narrativa la que va conformando unas mentes lógicas y seguras.
Gracias por mostrar estos espacios de narración porque en ellos está la clave del desarrollo saludable de un grupo de seres humanos. Aunque sean pequeñitos.
Besos
Cristóbal

Eva dijo...

Gracias a ti por tus aportaciones, siempre tan lúcidas y esclarecedoras.
Seguimos compartiendo ideas y experiencias.
Un beso.
Eva