Algunas de ellas, como las caretas o unos indios de cartulina a los que podíamos meter los deditos para moverlos, nos han servido después para hacer teatrillos y dramatizaciones.
Eso sí, cada uno ha escogido el sexo que ha querido ya que cuando nos disfrazamos podemos convertirnos en lo que queramos ser.
Es bueno desempeñar diferentes roles.
Durante estas dramatizaciones libres surgen a veces diálogos y acciones muy interesantes y creativos.
En otras ocasiones, el resto del grupo sugiere ideas para quienes se quedan algo más callados.
Lo importante es participar y perder la vergüenza de actuar delante de sus compañeros/as, aunque hay quienes no desean salir.
Si nos queréis ver, pinchad sobre la imagen y poned los altavoces:
2 comentarios:
desde luego no os falta un detalle, vaya proyecto mas bonito el de los indios! se les ve encantados, pero estamos impacientes con la nueva etapa musical! Cuando aguila veloz era un bebe le poniamos musica clásica, a ver si se le quedó algo o no... jeje.
Las buenas costumbres nunca hay que dejarlas, Noelia.
Mi padre, desde que mi hermana y yo éramos muy pequeñas, nos despertaba cada fin de semana con música clásica y nos hacía jueguecillos para que recordáramos las obras y los compositores.
Después, yo he seguido cultivando esa afición por la música clásica y por toda la música en general... ¡hasta hoy!
Ya lo hemos dicho otras veces: Desde pequeñito crece el arbolito.
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