Decidimos entonces pedir ayuda a nuestras familias para que nos ayuden a buscar algún material que nos pueda servir para construirlos.
Según dicen nuestros niños y niñas, necesitamos: paja, palitos y hojas.
Esta ayuda no se hace esperar... ¿alguien lo dudaba?
Al día siguiente ya teníamos en nuestra clase un montón de material para conseguir nuestro objetivo.
Miriam llegó a nuestra clase con unos recipientes para construir dentro nuestros nidos.
Álvaro trajo una ramita de limonero.
Curro apareció con una gran bolsa en la que traía hierba seca de su jardín y un manojo de palitos.
Tommaso trajo hojas verdes y palitos.
Óskar aportó otro manojito de palos.
¡Noelia llegó con un nido que había encontrado su abuelo en el pueblo!
No pudimos resistir la tentación de ver cómo quedarían los huevos en este nido.
Rápidamente dijeron que el de avestruz no cabía, así que comprobamos los otros.
Los de codorniz quedaban muy bien encajaditos...
También el de gallina, pero todos prefirieron que fuera el huevo de gallina el que adoptara este calentito lugar definitivamente.
Y, por supuesto, decidieron utilizar el envase que trajo Miriam para poner el nido dentro, ¡aunque todos sabemos que los pájaros no utilizan ni necesitan este tipo de recipientes!
¡Muchísimas gracias a todas las familias por estas estupendas aportaciones!
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